Desde pequeños, familiares y amigos nos han inculcado que tirar una moneda a una fuente nos dará buena suerte o que derramar la sal del salero sin querer es sinónimo de mala suerte. Pero también existen muchas otras supersticiones en las que acabamos creyendo sin darnos cuenta.
Antiguamente este animal se identificaba con el mismo diablo, su color negro representa la encarnación del mal.
Lo cierto es que hay países en Occidente en los que se cree que si un gato negro camina en dirección hacia ti trae buena suerte, pero si se aleja se lleva tu suerte con él.
Los egipcios y los griegos consideraban el estornudo como un augurio. Se debe a que el estornudo era el principio de muy diversas enfermedades y por eso se pedía a Dios que apartase el peligro de cualquier infección.
La leyenda proviene del año 200 a.C y era considerado un símbolo sagrado para los druidas de las Islas Británicas, estos pensaban que con él se podía ver a los demonios.
Un posible origen proviene del cristianismo, después de que fuera Jesús crucificado, gran parte de sus seguidores creían que al tocar la madera con la que estaba hecha la cruz, estarían protegidos y además se les cumplirían sus deseos.
Actualmente muchos de nosotros solemos cruzar dedos para que se cumpla un deseo. El origen de esta práctica se remonta a una costumbre anterior a la era cristiana a través de la cual dos personas entrelazaban sus dedos índices para expresar un deseo y su juramento de ayudarse a cumplirlo mutuamente.
No podemos asegurar que estos rituales sean realmente signos de buena suerte o mala pero seguro que algunos de ellos llevamos tanto tiempo practicándolos -sobre todo con aquellas supersticiones que traen buenos presagios- casi sin darnos cuenta que, por si acaso, seguiremos haciéndolos.
¡Mucha suerte!